sábado, 15 de septiembre de 2012

El once del nueve del uno

La Torre Norte del WTC minutos después del impacto
El 11 de septiembre de 2001 empecé el día temprano. Preparé los primeros mates y me puse a estudiar con mis compañeros de casa. A media mañana, llegó otro de ellos en su auto, se bajó corriendo y entró en la casa que alquilábamos gritando "¡Pongan la tele!" En la radio decían que en EEUU un avión se había estrellado contra un edificio. Encendimos el televisor y las imágenes me dejaron mudo. El edificio en cuestión era la Torre Norte del World Trade Center, en Nueva York. Al rato se estrelló el segundo avión y poco después los dos edificios cayeron (la Torre Sur primero y la Norte unos minutos después). Más tarde nos enteramos que otro avión se había estrellado en el Pentágono y un cuarto en alguna otra parte. Para colmo, un amigo mío estaba en EEUU en esos días y, si bien era poco probable que estuviera en Nueva York, yo aún no sabía nada de él. Un tiempo después me contó que en el momento en que empezaron a mostrarse las primeras noticias por TV él estaba viajando en tren. A los pocos minutos de confirmarse que se trataba de atentados, todos los trenes fueron detenidos y todos los aviones debieron aterrizar en el aeropuerto más cercano. Incluso se cerró el espacio aéreo, por lo que muchos aviones con destino en EEUU que aún no habían ingresado, debieron regresar a su origen o dirigirse a Canadá.

Recuerdo que me resultó muy extraño intentar seguir como si nada, estudiar y asistir a clases como si fuera un día normal. Pero no lo era. Los atentados del 11/9 cambiaron la historia del mundo por muchos motivos. Por un lado, una vez más el terrorismo islámico cruzó el charco, pero no para volver a causar muerte y destrucción en la relativamente indefensa Argentina, sino en un país que hasta ese momento era considerado uno de los más seguros del mundo, por lo que de este lado muchos nos empezamos a sentir un poquito más vulnerables. Por el otro, todos sabíamos que iba a comenzar una guerra -o, mejor dicho, otra guerra- en Medio Oriente.Y así fue.

La organización terrorista islámica al-Qaeda se adjudicó públicamente la responsabilidad de estos ataques a través de más de 30 videos en los que su líder y fundador, Osama bin Laden, se regocijaba por los resultados. Según esos videos y dos fetuas difundidas pocos años antes, en 1996 y 1998, algunos de los motivos por los cuales los llevaron a cabo fueron: 
  • Las sanciones económicas impuestas por las Naciones Unidas contra Iraq después de que éste invadiera Kuwait en 1990, y que consistieron en un embargo comercial y financiero que se mantuvo hasta 2003, con consecuencias terribles para los iraquíes. Saddam Hussein había invadido Kuwait principalmente porque no podía pagar la deuda que tenía con ese país, que prácticamente le financió la guerra que mantuvo durante 8 años con Irán. Por supuesto, el petróleo también tuvo mucho que ver. Iraq acusaba a Kuwait de usar sistemas de perforaciones horizontales, pasando por debajo de la frontera entre ambos, para extraer petróleo Iraquí. Esto nunca se comprobó y seguramente era sólo una excusa inventada. Otro argumento que usó Saddam a favor de la ocupación fue que Kuwait era originalmente parte de Irán, separada luego por el Convenio Anglo-Otomano de 1913. Por desgracia para él, a raíz de esa invasión comenzó la Guerra del Golfo, que lo obligó a retirarse de Kuwait.
  • La presencia militar de EEUU en Arabia Saudita aún después de la Guerra del Golfo de 1991. Entre muchos otros motivos, esto incomodaba a los musulmanes porque en ese país se encuentran los dos lugares más sagrados para el Islam (La Meca y Medina) y no les hacía mucha gracia que hubiera soldados "infieles" en esa zona.
  • El apoyo de EEUU a Israel. Los chiítas, EEUU, Israel y los herejes son identificados en las clases de ideología de al-Qaeda como los cuatro principales enemigos del Islam. En su "Carta a América", de 2002, bin Laden dice: "La creación de Israel es un crimen que debe ser borrado. Cada persona cuyas manos se han contaminado contribuyendo a este crimen debe pagar su precio, y pagar por ello en gran medida." En la misma carta, pidió a los estadounidenses "rechazar los actos inmorales de fornicación, la homosexualidad, las drogas, el juego y la usura". Hasta estaba en contra de la música y el agua refrigerada.

Para bin Laden la Sharia era la única forma de arreglar las cosas en el mundo musulmán. Decía que había que oponerse a todos las otros sistemas, como el panarabismo, el socialismo, el comunismo o la democracia. Consideraba a Afganistán, que estaba bajo el régimen talibán, como el único país realmente islámico. Decía que la yihad violenta, de la cual incluso mujeres y niños civiles eran un blanco legítimo, era necesaria para corregir lo que él consideraba injusticias contra los musulmanes perpetradas por los Estados Unidos y otros países no musulmanes. Con esos objetivos, al-Qaeda llevó a cabo decenas de atentados desde los '90. Y el terrorismo islámico no es exclusivo de al-Qaeda.

Ahora, ¿se puede culpar a la religión -en este caso, el Islam, pero pocas religiones están excentas de alguna historia de violencia cometida en su nombre- por estos y tantos otros actos terroristas? Obviamente, sin religiones no habría terrorismo de base religiosa, pero eso por sí solo no las hace culpables y hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas llevan su religión sin molestar ni mucho menos volar en pedazos a nadie. No es cualquier creyente el que secuestra un avión y lo estrella contra un edificio. Tanto el Antiguo y el Nuevo Testamento como el Corán (que es muy posterior y toma elementos de ambos más algunos agregados made in Mahoma) están llenos de pasajes que incitan al odio y la violencia, pero relativamente pocas personas los toman literalmente y se atan un chaleco bomba o cargan un auto con explosivos y se inmolan buscando el mayor número de víctimas posible.

Dicho todo esto, yo creo que sí, que las creencias religiosas proveen el caldo de cultivo para la proliferación de este tipo de violencia, como tantas veces ha sucedido en la historia de la humanidad. Las religiones son dogmáticas, dicen tener la verdad absoluta y, por lo tanto, los que no crean en ella están equivocados. Así como algunas religiones o corrientes religiosas son más bien tolerantes, otras profesan la discriminación, la intolerancia y el odio y admiten o incluso fomentan el uso de la violencia.

El fanatismo religioso rara vez es condenado por las mismas religiones, y son pocos los clérigos que advierten a sus fieles sobre los peligros de tomar sus Escrituras de forma demasiado literal. No sea cosa que se interprete como una admisión de que los libros sagrados en realidad no lo son tanto.

Los principales motivos que llevan a las personas a cometer actos terroristas suelen ser políticos y económicos. Siempre hay un oprimido y un opresor, o al menos los terroristas siempre están (o son) convencidos de que es así. Pero es el extremismo religioso el que hace a las personas manipulables y las transforma en hombres-bomba. Una vez que ese fanatismo está metido en sus cabezas, es fácil usarlo para convencerlos de hacer cualquier cosa para destruir al supuesto enemigo, aunque ello implique matar inocentes -en realidad la idea de que hay inocentes deja de existir, o éstos son aceptados como muertes necesarias en alguna especie de guerra santa- o perder la propia vida. Es más, esto último es considerado un honor. Además, estimo que la asistencia al curso básico de terroristas suicidas sería muy baja si no fuera por las setenta y pico vírgenes y una estancia en el Paraíso prometidas a quienes se inmolen por Alá.

Tomar las Escrituras literalmente (vivir de forma religiosa) condiciona en gran medida la forma de vida de las personas. Puede traer muchas complicaciones, incomodar a quienes los rodean o dificultar su interacción con los demás: algunos no creen en la teoría de la Evolución, otros creen que la Tierra tiene sólo 6.000 años, que la homosexualidad es un pecado, que no hay que recibir transfusiones de sangre, que no hay que comer carne de determinados animales porque supuestamente son impuros, y muchos etcéteras. Pero llevar ese literalismo a un extremo tiene consecuencias mucho peores cuando, por ejemplo, provoca muchas muertes por honor y atentados terroristas en buena parte del mundo cada año.

Volviendo al 9/11, las teorías conspiranoicas no tardaron en llegar y las hubo -y las sigue habiendo- de todo tipo. Que fue un auto atentado, que las torres cayeron porque había explosivos en su base, que en el Pentágono no se estrelló un avión sino un misil, y muchas más. Aquí hay un no muy breve pero sí bastante detallado resumen de algunas de ellas con sus correspondientes refutaciones.

Más allá de las teorías, algunos recordarán que el atentado ya había sido imaginado varias veces antes por autores de ciencia ficción o guionistas de series de TV, entre otros. El ejemplo más sorprendente es el primer capítulo de la serie de TV "The Lone Gunmen", un spin off de corta vida de "The X-Files". En ese episodio, los protagonistas deben desbaratar un complot de alguna agencia super secreta del Gobierno de Estados Unidos para estrellar un avión de pasajeros contra las Torres Gemelas. Aunque parezca mentira, los creadores de la serie debieron salir a explicar que no tuvieron nada que ver con los atentados reales.

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